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El Comité del Pueblo, 40 años de historia

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Ese sector de la ciudad abarca cerca de 200 hectáreas y actualmente está habitado por unas 46 mil personas El origen del Comité del Pueblo, populoso sector del norte de la ciudad, se ubica en la reivindicación de la lucha popular que floreció en Quito en los años 60, 70 y 80. En aquellos años, las clases populares capitalinas, entre las que se encontraba una gran cantidad de migrantes, fueron guiadas por Carlos Rodríguez Paredes, militante del Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE) a movilizarse por el derecho a la tierra, vivienda popular y servicios básicos. La Plaza del Teatro, ubicada en el Centro Histórico, fue el escenario en el cual Rodríguez Paredes, considerado por el velasquismo como un agitador social, y cientos de trabajadores, vendedores ambulantes y partidarios de la izquierda tradicional se reunían todos los sábados para organizar un frente de lucha popular a fin de obligar al Gobierno a plantear políticas de vivienda para los sectores pobres de Quito. Paredes promovía soluciones habitacionales de manera legal; es decir, no planteaba invasiones, que en otros sectores de la capital ya habían sucedido.
Para aquella época, la tenencia de la tierra se encontraba en las manos de los quiteños ricos y de la Iglesia católica. Para entonces, la izquierda estaba representada por los trabajadores y estudiantes —sobre todo de la Universidad Central del Ecuador (UCE) —; de hecho, Rodríguez Paredes era estudiante de la Facultad de Derecho y compañero de Milton Reyes,
quien apareció muerto en el quinto gobierno velasquista. Este antecedente acompañó el surgimiento del Comité del Pueblo, que en primera instancia fue una organización política. “El Comité del Pueblo fue un fenómeno político interesante para la época. Carlos Rodríguez organiza de una manera importante a la gente que tenía anhelo de tener una casa propia. El Comité era muy bien estructurado. Quien faltaba a las reuniones era excluido. La lucha de los dirigentes y de la organización popular fue un gran ejemplo para otras organizaciones sociales. Mientras que a sectores privilegiados, este tipo de organizaciones les daba miedo”, comentó Alfonso Ortiz Crespo, Cronista de la Ciudad. En el libro Los Movimientos Sociales en los 80 y 90, la incidencia de las ONG, la Iglesia y la izquierda, de Raúl Borja Núñez, se menciona que “antes del Comité del Pueblo hubo en Quito algunas experiencias de obreros organizados para tomarse tierras y construir sus viviendas. Los obreros de La Internacional formaron de ese modo el barrio homónimo, en el sur de Quito”. De igual manera, el texto señala que el movimiento Comité del Pueblo dividió a la ciudad en 10 sectores. Las convocatorias barriales se realizaban en el estadio de la Universidad Central y desde ese lugar la gente se movilizaba hasta las inmediaciones del Municipio. “El Comité del Pueblo le hacía notar al resto de la sociedad quiteña que ante la necesidad insatisfecha de vivienda popular estaba bullendo un movimiento poblacional no conocido en Quito (...). Las proclamas del PCMLE en el Comité del Pueblo eran radicales; su intención era presentar a la sociedad dividida en 2 bandos: ricos y pobres, malos y buenos, en un típico discurso maniqueo, pero de gran efecto aglutinador”. El Comité del Pueblo tenía en la mira a las haciendas La Granja y Rumipamba (al norte) y Solanda (al sur) de María Augusta Urrutia de Escudero, acaudalada quiteña. Urrutia había donado a la iglesia varias de sus tierras. Para 1973, el Gobierno de Guillermo Rodríguez Lara, quien en un inicio mantuvo un discurso de izquierda, intentó vender a 10 sucres el metro cuadrado los lotes expropiados de la hacienda Mena del Hierro, al sur de la ciudad, a través del Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV). Al no estar de acuerdo con ello, el movimiento Comité del Pueblo salió a las calles, pues el BEV escogió qué personas era sujetas de crédito y cuáles no. Y esta política dejó de lado a los sectores más populares de la ciudad. Las movilizaciones no tardaron en aparecer y las calles de Quito se llenaron de manifestantes. Aquel mismo año, los integrantes del Comité (5 mil, entonces) compraron las haciendas La Eloísa y Carretas. “Las mujeres eran quienes más participaban en las convocatorias que hacían los estudiantes de la Central. En mi caso personal, mi familia caminó de la mano con las propuestas de Rodríguez Paredes. Nadie se tomó estas tierras, nosotros las compramos cuando se lotizó la hacienda La Eloísa. Este sector se levantó con el sudor de nuestras frentes y con el trabajo de nuestras manos. Nosotros traíamos piedras de la quebrada de La Bota, para rellenar la calle principal (Jorge Garcés). Ya en el 85, si mal no recuerdo, los estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UCE lotizaron de mejor manera al Comité”, comentó Pedro Vaca, quien vive en el lugar desde los 80. El proceso de vivienda se estabiliza a partir de 1983 y para 1990, 15 mil personas vivían en el Comité. Actualmente hay 46 mil vecinos distribuidos en 224 manzanas. Una de las características de este sector es que aglutina varios segmentos sociales y etnias. El Comité del Pueblo atrajo a la población migrante del norte del país. A partir de los 90, el Comité se pobló por familias afroecuatorianas (5,8%), mestizas (86%) e indígenas (2%). Además, el lugar desarrolló un alto nivel comercial. Actualmente, el 16% de la población es dueña de su propio negocio y el 56% trabaja en los locales comerciales de la zona. La Calle Jorge Garcés es el corazón del barrio. En sus 12 kilómetros se puede encontrar hasta altas horas de la noche a gente caminando entre puestos de comida ambulante, tiendas de ropa, alimentos y bares, que abren sus puertas muy temprano. Así es la cotidianidad de este sector de la ciudad, donde la hora no importa para comprar, comer o simplemente caminar. Aunque gran parte de los moradores cree que el lugar es inseguro, pues de cada 10 personas 8 dijo haber sufrido algún tipo de atraco. “Este sitio es un lugar de expendio de droga muy conocido. Aquí los chicos adictos fuman hierba (marihuana) como si fuera un tabaco y se pasan con el cigarrillo como si nada. Más arriba, el mismo grupo puede asaltar a cualquier transeúnte. Este problema ya lleva más de una década”, comentó Ligia Simbaña (46) moradora del sector. La administración de Augusto Barrera planificó crear un bulevar a lo largo de la calle Jorge Garcés, con el fin de organizar a los comerciantes y mejorar el ornato del lugar. La propuesta aún no se ejecuta, pero los moradores piensan que la obra es necesaria. “Embellecer este sitio es primordial, pero la inseguridad no bajaría, pues las redes de venta de droga están regadas“, comentó José Manosalvas.










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